Shingeki es una ficción que aborda, al menos indirectamente, el lugar de las humanidades dentro de la sociedad.
Shingeki es la historia de la conciencia (¿a lo hegeliano?) de un pueblo sobre su identidad y su lugar en el universo. (¿Es una reflexión del autor sobre la nación japonesa después de las Segunda Guerra Mundial? Será tema de otro momento.)
El pueblo tiene que navegar entre diversos discursos sobre su origen y destino: ¿son el resultado de un pecado original, un pecado que tiene lavarse para la eternidad? ¿O son el milagro divino, un pueblo que está destinado a reinar sobre la Tierra?
Paralelo a esto, los hermanos Jaeger son el símbolo de una falsa disyuntiva sobre la libertad: o nosotros o ustedes.
Ellos son además la dualidad que surge de la tragedia del padre. El padre Grisha Jaeger es una marioneta del destino: primero fue manipulado por el espía Búho, que lo orilló toda su vida hasta convertirse en un rebelde. Y después, cuando por fin se encuentra con su libertad: el momento en que debe cumplir con su deber como rebelde nacionalista pero se resiste a matar niños inocentes, es cuando descubre su propia voluntad. Pero trágicamente, es aquí cuando su futuro hijo Eren Jaeger comienza a manipularlo.
¿Qué simboliza Grisha Jaeger? ¿Es un comentario sobre la generación de posguerra, entre los abuelos veteranos y los jóvenes que han crecido reprimidos, una generación cuyas alas fueron cortadas desde nacimiento y viven cargando una culpa de la que no saben desprenderse?
El titán de ataque es el espíritu de la juventud que avanza hacia la libertad, como instinto de supervivencia. Es la vida y la voluntad pura rebelándose para existir.
Pero el titán de ataque es sólo uno entre otros 8 talentos del pueblo de Eldia. La madre de los eldianos era una esclava y sus talentos (titanes) fueron puestos al servicio del rey mitológico. El titán de ataque es el símbolo de la voluntad de vida.
En el esquema hegeliano de la dialéctica del amo y el esclavo, es el polo del amo; en el esquema nietzscheano es el polo dionisíaco, que no se somete a reglas: las crea. Por eso está ligado a la juventud.
Eren Jaeger es la punta del iceberg que nace en el extremo opuesto con la niña Ymir, que está en el grado cero de la voluntad, es la esclava. Es sierva del rey y del pueblo. Una niña altruista, que ayuda a todos sin buscar nada a cambio, nada para sí misma. El ideal de una moral servicial.
En el esquema Nietzcheano la moral cristiana es la moral del esclavo: es resentida. Ymir activa el retumbar después de miles de años de reprimir su identidad y su voluntad para estar al servicio de los demás.
La historia narrada en Shingeki es el desenvolvimiento de la conciencia pura y silvestre de Ymir hasta el desarrollo de su voluntad (llamada Eren Jaeger) que es quien finalmente coloca todas las piezas en el tablero para posibilitar su propia existencia: autopoiesis.
¿Qué significa que el titán de ataque influya en el pasado, que transforme el futuro desde el futuro?
El titán de ataque no es un motor, no es una fuerza, un impulso, un apetito o un instinto. El titán de ataque es una "causa final" en el esquema aristotélico. No empuja sino que es atraído por un ideal: la libertad. Eren no es sino Ymir desdoblada ayudándose a sí misma a convertirse en Eren.
No conozco el desenlace de la historia.
Pero el resto de los talentos del pueblo Eldiano (los otros titanes) parecen ser partes del alma del ser humano que cohabitan con la voluntad del titán de ataque. Tienen que controlarlo, restringirlo, cuando encuentra un impulso desenfrenado.
Algarín, Ciudad de México, 21 de diciembre de 2022.
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